Por eso elaboramos harinas orgánicas y por eso las molemos con piedra natural.
Producimos colores, no obras de arte. Nuestros colores son nuestras harinas, nuestras obras de arte son el pan, la pizza, las galletas, los pasteles, los palitos de pan y la pasta. Es muy importante para el éxito de un cuadro que los colores sean de excelente calidad y que estén "en mano" de un artista que sepa realzarlos y utilizarlos de la mejor manera posible.
Somos artesanos y producimos harinas artesanales, no mezcladas con ningún aditivo, no estandarizadas y, por tanto, ligeramente diferentes en cada momento del año... como la naturaleza, como el trigo y como los seres humanos. Al igual que la tarea de los vinicultores es reflejar en la botella las uvas creadas por la vid, nuestras harinas reflejan las espigas de trigo del campo.
Una materia prima de calidad: este es nuestro primer secreto.
Una molienda lenta, el segundo. Mediante piedras naturales (y no artificiales), la harina se mantiene viva, con fibra, vitaminas hidrosolubles y todos los oligoelementos que la naturaleza ha decidido poner en el grano.
Solo mediante el arte del martilleo enseñado por nuestro abuelo Felice y que realizamos desde hace tres generaciones sobre piedras naturales grandes, es posible obtener este tipo particular de harina.
Somos artesanos y nos alimentamos de experiencia. O mejor dicho, de experiencia y entusiasmo.